miércoles, 12 de septiembre de 2012

Tiempos interesantes


Dice el refrán chino: "Ojalá vivas tiempos interesantes". Cualquiera lo consideraría una bendición de no ser porque significa todo lo contrario. Últimamente vivimos tiempos demasiado interesantes, con cancilleres pululando por Madrid, "entrevistas-mamazo" a presidentes que hacen de todo menos presidir y la sensación generalizada de que nos vamos al carajo. Muy merecidamente, además.

Las madres reivindican los derechos de sus retoños a golpe de "tupper" mientras nuestros queridos políticos se ponen hasta arriba en la cafetería del Congreso. Ese lugar en el que se abre el curso político a mediados de septiembre cuando, aunque sólo fuese por vergüenza torera, se debería haber estado trabajando todo el verano. Sin ir más lejos, para extinguir los incendios que han arrasado parte del país y tradiciones que, como el Toro de la Vega, nos retrotraen a nuestro pasado más neandertal.


En lo nuestro, en lo de contar noticias, seguimos igual que siempre. Ana Pastor encuentra faena en la CNN (bien por ella, es una gran profesional) con la sonrisa cómplice de la profesión y el populacho, mientras decenas de periodistas igual de válidos dan con sus huesos en la calle a diario. Pocos o nadie se acuerdan de ellos. Mientras recogen y conservan los pedazos de su dignidad como buenamente pueden, los otros, los indignos, siguen a cobijo y bajo techo por regla general y decreto-ley trifásico. Donde se tenga un buen enchufe, que se quite la meritocracia.

Pasan los días y se acumulan los nombres. Piatti y su brazo. Gago y su accidente. Ferrero y su retirada. Cristiano y su incomprensible tristeza propia de aquel que no ha llegado todavía a un pacto tácito con la realidad que le rodea. Temas fugaces, devorados a golpe de página, tinta y café con leche en la sesión continua de la actualidad. Will McAvoy seguramente saldría a la palestra con un irónico editorial, punzante, brillante, sin dejar títere con cabeza. Pero por desgracia, la ficción del periodismo de manual pertenece a la pequeña pantalla: nosotros bastante hacemos con sobrevivir un día más.


Y por eso, lo que hace Manuel Alcántara en las contras de Las Provincias resulta tan titánicamente difícil. Hablar de tanto, en tan poco espacio, es tarea para gente que sabe. Y dado que todavía no se, practicar sigue siendo gratis y sólo molesta a aquel incauto que se haya atrevido a llegar hasta aquí. Aprender cosas nuevas hace menos aburridos incluso los tiempos más interesantes del mundo.

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