jueves, 31 de julio de 2008

Días de verano


Calor. Perlas de sudor en mi frente. Aplatanamiento que invade tus extremidades y afecta a tus neuronas. Mucho aburrimiento.

Con las palabras anteriores se puede describir sin problemas un día cualquiera en Valencia. No es de extrañar, ya que parece que los clubes de la ciudad se han puesto de acuerdo para acaparar todas y cada una de nuestras horas disponibles a lo largo del día. Y además, compiten por ver quién hace más el ridículo.

Ayer, reunión en Paterna entre Fernando y algún jugador; esta mañana, en las oficinas del VCF hay actividad; por la tarde, reunión del Consejo de Administración del Levante; mañana por la mañana, los jugadores "granotas" se negarán a entrenar... Y encima, Villalonga puede aparecer en cualquier momento al frente de un pelotón de camiones repletos de fajos de billetes de 500. Al igual que el grupo de Tomás Carmona, que afirman que un día de estos se plantan en la ciudad y compran el Levante... Bueno, esto último no se lo cree ni el Tato.

Es duro permanecer en tensión mientras el aburrimiento invade tu cuerpo. Es la ambigüedad que nos afecta a todos los que hacemos "guardias" en la ciudad. Horas y horas pateando las calles, y que no siempre traen una recompensa que las justifique. Todos conocemos ya el despacho de Soler, las oficinas del Valencia, Paterna, Oliva, el estadio del Levante... como la palma de nuestra mano. A lo largo del año la espera es dura; pero en verano, cuando calienta el sol, la cosa degenera aún más. Gracias a Dios, la llegada al Valencia de gente competente y seria (Damiá, fenómeno, eso va por tí) está evitando insolaciones y casos de deshidratación durante los últimos días. Y menos mal que en Pamesa las cosas van relativamente bien... Más sobresaltos no, por favor.

lunes, 28 de julio de 2008

El mejor discurso de la historia


¡Maldita sea!

¡Maldita sea, recórcholis, retruécanos, rayos y truenos! ¡Mierda! La Ley de Murphy es implacable, cruel y despiadada. Ha sido una semana, apenas ocho días desconectado de la realidad del Valencia CF... pero me he perdido algunos de los mejores días informativos del año. Mientras yo retozaba en las soleadas playas, clas y piscinas de Ibiza, un terremoto tras otro han sacudido al club ché como si de un país asiático se tratara. Algo lógico, teniendo en cuenta la cantidad de "kataneos" al estilo Yakuza que se han producido en los últimos días.

Ya habrá tiempo para arrearle a Juan Soler: sólo hay que ver cómo inició su comparecencia pública del pasado jueves, llamando a Juan Villalonga "demagogo" y alegando que "el Valencia no necesita magos". Efectivamente, tiene razón: sólo Jesucristo y sus milagros (sí, esos en los que hay "pescaíto" y barras de pan por doquier) podrían solventar la que hay montada en el Valencia. Y ya que ahora se han vuelto "amigos para siempre", podría también incluir a Vicente Soriano en el pelotón de arreamiento. El mero hecho de estar junto a Soler convierte a cualquiera en susceptible de ser criticado hasta la saciedad, y el oportunismo de Soriano y su nombramiento como nuevo presidente del Valencia no hace sino confirmar una máxima incuestionable: persona que llega al cargo, persona que empieza a cagarla sin remedio.

Pero no quiero hablar de estos personajes. Mi mayor motivo para estar enfadado es haberme perdido una de las ruedas de prensa más espectaculares de la historia de la ciudad. Todos mis compañeros de profesión lo dicen sin ningún tapujo: la comparecencia de Villalonga el pasado jueves a eso de las ocho de la tarde fue, como dijeron muchos, "de manual". Tengo una compañera que no hace mucho asistió a clases de retórica en la facultad, y lo que he podido ver y escuchar concuerda a la perfección con todos los requisitos necesarios para hablar en público de forma exitosa: postura corporal, gesticulación, empleo del lenguaje, cadencia y tono de la voz, la mirada centrada en cada uno de los periodistas allí presentes... Todo medido, cuadrado y calculado al milímetro, sin un mísero papel, sin ningún apunte delante. Todo de memoria. Todo de cabeza. Impresionante.

Las formas fueron impecables, pero el fondo del discurso fue todavía más demoledor. Abrir una rueda de prensa con "¿Saben ustedes cual es la deuda actual del Valencia? Son 439 millones de euros". Pausa. La audiencia se queda pasmada cuando la cifra aumenta a los 789 millones tras incluir el coste del nuevo estadio. Un boquete enorme, gigantesco. Un puñetero agujero negro. La ruina. Cosas que pasan cuando le das un juguete muy caro a un niño caprichoso y sin cabeza.

Me da pena ver cómo se ningunea a un tío que, al margen de lo que cobre en comisiones, ha demostrado ser un profesional en el ámbito de la empresa como la copa de un pino. Un auténtico "mago de las finanzas", diga lo que diga el señor Soler. Un hombre capaz de ilusionar, de hacer públicas sus ideas, de "vender la moto" mejor que cualquiera que haya pasado por el club en los últimos años. Villalonga, en 75 minutos, puso más iniciativas encima de la mesa que el Consejo comandado por Soler en los últimos cuatro años. Sólo queda el consuelo de saber que, pese a lo sucedido hace unos días, Villalonga no se ha dado aún por vencido y sigue adelante que su idea de comprar las acciones de Soler por 76,7 millones de euros. Mientras tanto, Soriano sigue con la sonrisa de Joker en el rostro, feliz por ser al fín presidente. Y Soler... sigue siendo Soler.

domingo, 13 de julio de 2008

"Mañana firmamos... y, si no, el lunes"

A estas alturas, la frasecita de las narices me tiene más que harto. Al igual que toda la masa social levantinista, he alcanzado un punto de hastío tal, tan grande, tan enorme... que me importa un comino todo.

La parodia nacional está alcanzando en el Levante UD cotas inimaginables en los últimos dos meses. Primero, con las manías persecutorias del "Tito" Villarroel, enrocado en su castillo y empeñado en evitar a toda costa que Antonio Blasco (acompañado por Gabriel Martínez) llegara al club como nuevo mandamás. Y luego, con el tan cacareado grupo inversor de chiste que llegó del Sur, capitaneado por Tomás Carmona y Salvador Villena: dos personajes cuya credibilidad cae en picado conforme pasan los días.

¿Por qué demonios tiene un club con 99 años de existencia que aguantar a toda esta retahila de impresentables? Casi un cuarto de siglo después de su llegada a la entidad, no vamos a negar que con Villarroel se alcanzó de nuevo la Primera División, por lo que su gestión podría considerarse relativamente aceptable en el plano deportivo. Pero ya en su día hablamos del tremebundo agujero negro que ocupa ahora el lugar donde antaño se apilaban fajos de billetes: las arcas del club. ¿Qué fue de los 50 millones de euros conseguidos de la zona terciaria hace cinco años? ¿Por qué la deuda actual supera ampliamente los 60 millones de euros? Uno de los efectos colaterales de la llegada de los nuevos dueños es que, por desgracia, puede que nunca conozcamos con exactitud las cuentas del club. Y por extensión, nunca podamos sacar a Villarroel a la palestra para preguntarle lo obvio: ¿dónde leches está la pasta, Pedro?

Carmona y sus compinches parecen cortados por el mismo patrón que Don Pedro. Desde el primer momento sus trapicheos, sus cambios de fechas, excusas baratas, explicaciones poco convincentes y retrasos a la hora de poner los billetes encima de la mesa han provocado en el levantinismo un recelo más que comprensible. "Estos son unos piratas", me decía el otro día un "granota" sexagenario, ya curtido en estas lides. Desde luego sus credenciales, su supuesta liquidez, parece en estos momentos más ciencia ficción que pura realidad. Y su pretensión de paciencia por parte de la parte vendedora y de toda la afición, su "mañana se firma... o al día siguiente"... qué quereis que os diga, me da mala espina. Muy mal rollo.

A Carmona le crece la nariz conforme pasan los días; Julio Romero sigue erre que erre, echando balones fuera y haciendo un verdadero "papelón" ante unos jugadores y empleados que hace tiempo dejaron de luchar, y ya parecen resignados a no cobrar; y el aficionado del Levante suelta una lágrima cada día, indignado por la poca vergüenza de sus dirigentes, harto de tanta mentira y rabioso por la situación actual del club de sus amores. Un club casi centenario, con una historia detrás, un sentimiento que ninguno de sus actuales gestores comprende ni respeta. Están hasta el gorro. Estamos hartos. Carmona, déjate de tonterías y firma de una puñetera vez. Haz realidad los cientos de promesas que salen de tu boca cada día. El Levante no se merece esto.

PD. Y no quiero hablar de esa teoría, a la que me adscribo plenamente, que dice que Villarroel está detrás de todo. Algunos creemos que Pedro quiere hacer la del Burgos en 2001 (enviar a un supuesto "comprador" falso a negociar con un club en problemas... y desestimar la operación a última hora), pero con su propio equipo. Sería demasiado mezquino si fuera verdad, pero... Villarroel es capaz. "¡El Levante soy yo!", ha dicho más de una vez. Alguien tan egoísta es capaz de hundir al club con él, antes que cederlo a otra persona.

sábado, 12 de julio de 2008

Sonrisas y lágrimas


Igual que sucedía con la familia Von Trapp, estos últimos días están siendo bastante "moviditos" en el Valencia CF. Y con el título de la película que encabeza esta reflexión podemos asignar a cada uno de los protagonistas de la actualidad valencianista sus motivos para reír... o para llorar.

Los que sonríen. Por descontado, Villalonga está haciendo uso exhaustivo de su "sonrisa Profident" durante la última semana. No es para menos: en los tres días que ha estado en Valencia, ha habido más movimiento que en los últimos dos años. JV va a revolucionar el club y, lo más importante, inyectarle dinero en grandes dosis a través de dos importantes operaciones financieras. La primera, un crédito de 400 millones de euros que arreglaría el desaguisado perpetrado por Juan Soler en las últimas temporadas (con una comisión del 2,5% para el nuevo Consejero Delegado, es decir, 10 millones de euros para los bolsillos de Villalonga). La segunda, una ampliación de capital que se realizará en breve y cuya repercusión irá, sin duda, mucho más allá que una mera forma de generar recursos económicos. En la sombra, Soriano espera...

También Unai Emery está como unas castañuelas. El hombre llegaba a Valencia a sabiendas de que era más que probable que ni Silva, ni Villa ni Joaquín estuvieran en la plantilla de la 08-09. Y ahora se ha encontrado con que no sólamente se va a tratar de retener a toda costa a los "cracks", sino que el nuevo mandamás ché tiene pensado traer refuerzos para hacer "un Valencia campeón". Casi lo mismo a que te toque la Bonoloto, vamos.

Pero quizá el hombre más contento de todos sea el propio Juan Soler. Al delegar en Villalonga, Johnny Katanas se quita el muerto de encima, evita cualquier tipo de responsabilidad/crítica y, lo que para él es más importante, sigue como propietario del paquete accionarial mayoritario, condición indispensable para poder "salir en la foto" cuando el Nuevo Mestalla sea inaugurado en una fecha indeterminada del año que viene. Eso sí, Soler se desmarca del club dejándolo en una situación de quiebra técnica, con casi 300 millones de euros de deuda y serios aprietos económicos. ¿Motivo para sonreír? No lo creo.


Los que lloran. Juan Sánchez está, según sus propias palabras, "muy cabreado". El principal damnificado de la llegada de Villalonga hasta el momento, el secretario técnico del VCF ha visto como hasta la portera de la Ciudad Deportiva de Paterna se reúne con el nuevo "boss", mientras él es ninguneado. La más que posible llegada el club de Xavier Azkargorta como brazo ejecutor de Villalonga en la parcela deportiva tampoco ayuda demasiado a suavizar las cosas. Puede que el inmenso "marrón" de aligerar la plantilla le esté pasando factura al bueno de Sánchez, que no ha podido evitar que el lunes Unai Emery vaya a comenzar la pretemporada con más jugadores de los deseados en nómina.

Habría que preguntarse si efectivamente es bueno que Villalonga traiga tantos "asesores" y no tenga en cuenta a la gente de la casa. El de Aldaia lleva trabajando desde hace dos meses en la configuración de la plantilla. Su relación con Emery es muy buena, y decisiones como las de romper el tope salarial para intentar retener a Silva y Villa demuestran que sabe hacer las cosas bien. La clave puede estar en el trabajo conjunto que Sánchez y las personas que vengan lleven a cabo. Lo que está claro es que el poco tacto demostrado hacia el secretario técnico es uno de los primeros errores de Juan Villalonga en su desembarco en nuestra ciudad. Eso sí, fácilmente subsanable.


Los que ríen (pero deberían llorar). Miraba el jueves con incredulidad las fotos mostradas en la página web del Valencia CF, con el Consejo de Administración flaqueando al nuevo gestor de los recursos del club. Todo alegría, todo sonrisas, ni una mala cara. A la salida de las oficinas del club, el propio Alberto Martí (responsable de la parcela económica) declaraba estar "aliviado" por la llegada de sangre nueva a la entidad. La pregunta es obligada: ¿por qué sonríen los directivos, con Morera (en la foto) a la cabeza, tras la llegada de Villalonga... si van a ir todos "per l'aire"?

Alberto Martí en el área económica, Jesús Wollstein en la de comunicación, Agustín Morera y su presidencia "florero"... Todos, en mayor o menor medida, son responsables del declive deportivo, social y económico que ha vivido el club de Mestalla. Y, sin embargo, sonríen. ¿Es que no les queda una pizca de dignidad? Hace tiempo que las dimisiones deberían haberse producido, por lo que no es un tema a tratar. Pero ni una mala cara, ni un sólo gesto de resignación... De acuerdo, es posible que la procesión vaya por dentro. Pero personalmente esperaba mucho más de gente tan "valencianista" al saber que no van a continuar en sus cargos. Claro, que teniendo en cuenta el blindaje contractual de algunos de los directivos y la indemnización millonaria en caso de ser fulminados, más de uno estará deseando ser "kataneado" cuanto antes. Así le va al Valencia...

miércoles, 9 de julio de 2008

La factura del teléfono


Desde luego, debemos reconocer que el Valencia es capaz de sorprender. Cuando ya todos nos resignábamos a que los "temazos" del verano fueran las salidas de jugadores y las dificultades de la secretaría técnica encabezada por Juan Sánchez para "aligerarle" la plantilla a Unai Emery, va y aparece Villalonga en escena.

En este caso la frase recurrente de que "no por esperado es menos sorprendente" se cumple a rajatabla: efectivamente, las negociaciones llevaban en marcha muchos meses, pero quizá a todos nos haya afectado el síndrome "venta del Levante UD" (también denominado "síndrome del vuelva Usted mañana"), y creyéramos que eso de que Juan Soler iba a traspasar sus acciones al antaño jefazo de Telefónica era como lo de los Reyes Magos o lo de que, si te esfuerzas mucho en la vida, acabarás teniendo tu recompensa: una mentira como una casa.

Finalmente parece que Villalonga no será el nuevo máximo accionista del Valencia, sino más bien una suerte de gestor que se encargará de regir los destinos del club en el momento en que Juan Soler de el visto bueno. En pocas palabras, Juan Villalonga va a ser el que "corte el bacalao" a partir de ahora en la casa de los líos ché. Y parece que esta vez Soler no va de farol con eso de apartarse de la primera línea del frente. Claro, si Soler ya dijo que se retiraba a un segundo plano cuando a finales del año pasado Morera y Salom fueron designados los "delfines", ¿ahora pasará a un tercer plano? Tendremos que verlo para creerlo.

Quizá lo más curioso sea observar, desde la distancia, como lo que en su día se vendió como "una nueva era en el Valencia CF", una etapa de relumbrón, pasta por un tubo y despilfarro a espuertas, ha acabado por fagocitar a su máximo valedor. Hace un par de temporadas Soler tenía en mente la construcción del faraónico Nuevo Mestalla, un equipo que aspirara a todo en Europa, fichajes de renombre... y un remanente de dinero (procedente de fuentes y recalificaciones más que dudosas) para poder comprarse un heladito y todos los cafés que él quisiera. La triste realidad, a día de hoy, es que Soler ha tenido que llamar a Villalonga cual Señor Lobo de "Pulp Fiction": un solucionador de problemas que reflote la maltrecha economía del club, traiga nuevos inversores... En definitiva, que haga las cosas con sentido común, algo bastante novedoso en el Valencia de las últimas temporadas.

La última incógnita que queda por despejar hace referencia a las motivaciones del propio Villalonga al embarcarse en semejante proyecto. Al comerse semejante "marrón", vamos. ¿Se habrá vuelto loco? Se dice que no va a cobrar un duro por su faena, que sus únicas ganancias saldrán de "pequeñas" comisiones tras cada una de las operaciones de patrocinadores, inversores, entidades financieras... a los que logre embarcar en ese yate de lujo a la deriva llamado "S.S. VCF". Está poniendo su reputación en juego, algo bastante peligroso si tenemos en cuenta que todo aquel que manda en el Valencia acaba "per l'aire" con los pies por delante. Por eso no me acabo de fiar. Al igual que reviso minuciosamente las facturas que Telefónica me cobra cada mes, habrá que estar muy atentos a los pasos que de el nuevo "boss" valencianista. No debemos olvidar que este señor fue el de las "stock options"...

sábado, 5 de julio de 2008

¡Manos arriba!


Parece que Jose María del Nido está dejándose la piel para ganarse el merecido sobrenombre de "El Nuevo Lendoiro" de la Liga. Y es que negociar con el presidente del Sevilla es un quebradero de cabeza para la mayoría de clubes y representantes. Los consabidos "tira y afloja" típicos de estas calurosas fechas pasan a ser, con el Sevilla, un "mucho tirar y poco aflojar". Y gracias a sus triquiñuelas, este abogado reconvertido en presidente del club más exitoso de las últimas tres temporadas siempre acaba saliéndose con la suya y, por lo general, con los bolsillos llenos.

Ocurre siempre con las salidas: el Sevilla compra barato (ahí está el ojo avispado de Monchi, el verdadero cerebro en la sombra, para reclutar a las promesas más destacadas del fútbol internacional), y vende a precio de oro. Reyes, Sergio Ramos, Baptista y este verano Daniel Alves son un buen ejemplo de esta acertada política de fichajes. No pasa nada: otros llegarán para cubrir el hueco dejado por las estrellas vendidas a otros clubes. En este sentido, debo quitarme el sombrero.

Pero, ay amigo, llega un punto en el que apostar fuerte conlleva sus problemas. El primero de ellos, que la otra parte te tome por loco. Algo así ocurrió cuando, la semana pasada, se hacía público que el Sevilla sólo estaba dispuesto a negociar la salida de Andrés Palop camino a las costas valencianas si Alexis Ruano, el joven central pertenenciente al Valencia CF, era incluido de alguna forma u otra en la operación. Los medios de comunicación soltaron, al unísono, un jocoso "¡Venga ya!".

Seamos sinceros: una operación de este tipo sería una tomadura de pelo para el Valencia CF. Estamos hablando de un traspaso de uno de los centrales españoles con mayor proyección (sólo tiene 22 años) y futuro internacional con España; a cambio de una cantidad económica irrisoria (se habla de 6 millones de euros) y un portero que en octubre cumplirá 35 años, veterano y con experiencia pero al que le quedan sólo dos o tres temporadas al máximo nivel. Lo mires por donde lo mires, la operación no tiene por donde cogerse. El objetivo del Valencia de que Palop viniera casi gratis, o a un precio asequible, le ha salido por la culata.

Juan Sánchez no debería dejarse mangonear por los directivos del Sevilla. El Valencia quiere a Palop. Punto. La negociación debería haberse quedado ahí, en términos económicos. La entrada de Alexis en la operación, además de ser un golpe de timón de Del Nido, mete al secretario técnico en otro problema: si se vende a Alexis, ¿no habría que buscar a otro central? Lo visto en las últimas jornadas de la pasada Liga nos deja entrever que Marchena podría jugar de pivote en el centro del campo en más de una ocasión, por lo que serían Albiol y Alexis los encargados de la defensa. Palop, por mucho que le duela a algunos, es un portero de presente, quizá un "ahora" demasiado escaso. Por contra, Alexis es el futuro del Valencia, un jugador con el que Unai Emery cuenta. Creo que no hace falta darle muchas vueltas al tema. La secretaría técnica del Valencia nunca debería ceder: a los piratas, mejor dejarlos en paz y que se vayan a buscar botines inmerecidos a otras costas.

martes, 1 de julio de 2008

¡Es la hora de las tortas!


Nota: vas a leer el artículo de opinión más largo jamás escrito. Échale un vistazo por tu propia cuenta y riesgo, pero compréndeme: ¡no todos los días se gana una Eurocopa!

Ha llegado el momento de ajustar cuentas. La victoria de España en la Eurocopa ha desatado la euforia, del mismo modo que ha obligado a más de uno a "envainarsela" con todo el pesar de su corazón. La superioridad aplastante de nuestros chicos en Austria-Suiza, además de no dejar indiferente a nadie y levantar la admiración de toda la Europa futbolística, convierte a Luis Aragonés en el gran triunfador de esa gran cruzada que "Zapatones" inició, en solitario, tras agarrarse al cargo de seleccionador nacional allá por septiembre de 2006. Dijo que se iría si no llegaba a semifinales en el Mundial. Y, como sus detractores no se han cansado de repetir, "El Sabio" no cumplió su promesa. Pero Luis sabía lo que hacía. Sabía que lo de Alemania había sido un accidente, un batacazo puntual con tres responsables: el propio Luis, los franceses y la prensa de nuestro país.

Lo de Francia (culpable 1) no tiene solución: el "jubilado" Zidane y sus cuatro amigos del supuesto geriátrico "blue" nos pasaron por encima y nos mandaron para casa. Nada que objetar. Sin embargo, muchos se preguntan qué hubiera sucedido si Aragonés (culpable 2) no hubiera cedido a la presión de determinados sectores de la prensa deportiva, con juntaletras que se consideran periodistas serios (culpables 3) que hacían campaña en favor de "los jugones", "el tiqui-taca" y demás monsergas. Aragonés renunció a su estilo, a sus ideales, quitó a Albelda y sacó a Xavi Alonso... ¿El resultado? España "per l'aire". Los opinólogos de turno de pronto escondieron la cabeza durante unas horas: después de todo, habían obtenido lo que querían, el "jogo bonito", y nos volvíamos a casa gracias a renunciar al estilo impuesto por el seleccionador, con un pivote defensivo sobre el que basculara todo el equipo. Pero un par de días después, ocurrió lo de siempre: los que antes pedían, ahora criticaban.

El "tiro al Luis" se convirtió en deporte nacional, casi se podría decir deporte olímpico. El tema adquirió tintes paroxistas con la dimisión de Luis, el regreso, su nueva dimisión, y su definitiva permanencia al frente de la "Roja". Los de siempre se frotaban las manos: desde aquel momento, la crítica a Aragonés sería feroz y despiadada, bordeando y casi siempre superando la barrera del insulto personal. Aquellas semanas se leyeron lindezas que iban del "viejo chocho" hacia arriba en periódicos tan ¿respetados? como Marca o AS. Lamentable a más no poder... pero como dice la canción del brandy ese, "este país es así".

Ojo, la fiesta sólo acababa de empezar. Porque llegó la fase de clasificación para la Eurocopa... y Aragonés dijo basta. Puede que nunca sepamos qué diablos ocurrió en el Mundial de Alemania, aunque los indicios nos han dado ya varias pistas para saber por donde van los tiros: un jugador descontento con su suplencia, mal rollo en el vestuario, grupos de jugadores sin dirigirse la palabra... El caso es que Luis se "cepilló" a Raúl González de la selección un 29 de septiembre de 2006, tras casi diez años de convocatoria permanente e ininterrumpida del "7 del Madrid" con el combinado nacional.

Un pequeño inciso (espero, que luego me pierdo) acerca del Sr. González Blanco. Sin restar méritos a su palmarés con el Madrid (sería una estupidez), sí que debo puntualizar que, en mi opinión, se trata de uno de los jugadores más sobrevalorados de la historia del fútbol español. Ojo, no hablo de su capacidad para estar en el sitio justo y empujarla (eso que Lama llama "ser el más listo de la clase"), aunque eso a Salinas también se le daba de maravilla y no nos dieron tanto la tabarra cuando dejó de ir convocado; ni tampoco de sus recursos para que el balón acabe dentro de la red, sea con el pie, mano, codo, culo, barriga o incluso la punta de la nariz. Tampoco pongo en cuestión su entrega y pundonor sobre el campo, aunque recuerdo que un famoso "14" holandés dijo que "correr sobre el campo es de cobardes". Pero seamos francos: ¿de verdad pensamos que nunca hemos tendo jugadores mejores? ¡Venga ya!

Técnicamente, existen en nuestro país jugadores con un nivel mucho mayor que Raúl, y con muchísimos más recursos dentro del área. Ejemplo ilustrativo número 1: David Villa. Tácticamente, existen en España jugadores con mayor rigor, colocación y visión de juego. Ejemplo ilustrativo número dos: Xavi Hernández o Andrés Iniesta. Y en el arte de correr sobre el campo, supongo que hablar de los Senna o Torres deja el tema bastante cerrado. Por eso pienso que la acumulación de internacionalidades y elevación al status de "mito viviente" han hecho mucho daño a Raúl y, por extensión, a la Selección Española.

La culpa, en este aspecto, es un poco de todos: de los periodistas afines por hacer campaña pro-raulista las veinticuatro horas del día; de seleccionadores anteriores, que le llevaban a Mundiales y Eurocopas sí o sí incluso cuando no jugaba un pimiento en el Madrid (algunos, como Camacho, tienen el dudoso honor de proferir una de las frases más lamentables del fútbol moderno cuando dijo eso de que "Raúl tiene que tirar del carro"); del propio Raúl, por ceder a su ego e hincharse de todas las odas de admiración con las que le "inflaban" determinados medios de comunicación; y, finalmente, del pueblo, de nosotros, por pecar de pardillos y pensar que, con animar a la Selección con todo nuestro corazón, sería suficiente para alcanzar la gloria. Craso error.

(Fín del inciso, que obviamente me ha quedado más largo de lo deseado. Largo... e incendiario. Es un opinión, nada más, tan respetable como la de aquellos que idolatran a Raúl y creen que sí debería haber ido a la Eurocopa. Y aquellos que me conocen saben que lo mío con Raúl viene de lejos, por lo que llamarme "ventajista" tiene poco o nulo sentido. Con esto dicho, los talibán-raulistas que quieran despellejarme tienen los comentarios abajo. Todo vuestro, chicos: eso sí, insultos no, gracias.)

Por eso admiro tanto a Aragonés. En cierto sentido, Luis ha sido un pionero. Como Edmund Hillary con el Everest, o Juan Soler con las recalficaciones en Ribarroja, "El Sabio" hizo algo inaudito: cerrar el puño, sacar el dedo corazón y hacerle un corte de mangas como una plaza de toros a la prensa deportiva del país. Una prensa que, desde aquel día del frío septiembre de 2006 hasta pocas horas antes de que España se concentrase a finales de mayo de 2008, ha sido como un martillo pilón, machacando sin piedad, golpeando incesantemente, dando forma a esa espada forjada en el yunque de la opinión pública, enfríada en las aguas de los pro-raulistas y finalmente utilizada para despedazar la figura de nuestro seleccionador. Sin piedad. Sin sentido. Y mientras Luis, a lo suyo.

Y ahora, tras la batalla, después de sufrir sobre el césped y levantar la Eurocopa, llega el recuento de las bajas. En primer lugar, las de los no creyentes, los pesimistas entre los que me incluyo. Al contrario que otros muchos que afirman que estaban subidos al carro antes del pistoletazo de salida, no se me caen los anillos en admitir que lo del "Podemos" me sonaba a venta de humo, como tantas y tantas veces. Nunca dudé de la capacidad de nuestro seleccionador, ni de la calidad y nivel humano de nuestros chavales. Pero... siempre pasaba algo: un penalti inventado, un codazo en la nariz, un gol en el último minuto, un árbitro egipcio y ladrón, Italia... Y siempre la historia acababa del mismo modo: España eliminada, y yo de mala leche. Demasiados años de esperanzas rotas hacían que mi escepticismo se sobrepusiera a la ilusión, y que la cautela frenara una euforia que quería salir conforme la España de Luis iba ganando partidos. Y si no os lo creeís, echadle un vistazo a escritos anteriores.

Pero lo verdaderamente triste de todo esto, algo que no quiero que caiga en el olvido propio de la España actual donde todo viene marcado por las agendas ideológicas de cada medio de comunicación, es la proliferación de "veletas" que, como caracoles tras la lluvia, cantan ahora las excelencias del "Sabio", su capacidad de gestionar un grupo y todo tipo de odas dirigidas a su persona. Ya nadie quiere recordar los dos años de "raje" continuo, ininterumpido, bestial, por no llevar a Raúl. Ya nadie le llama "viejo chocho", ni se ríe de sus manías, ni cuestiona sus métodos... Les hierve la sangre por dentro. Seguro. Pero "tragan", al menos de momento. Los titulares estos días son del tipo "¡Ya dijimos que ganaríamos la Eurocopa!" o "¡Siempre hemos confiado en Luis!". Aunque los que los escriben sepan que no es así.

El otro día leía un editorial redactado por el director de un periódico deportivo de tirada nacional. En él se alababa desmesuradamente a Luis Aragonés, a la par que a Angel María Villar. De pronto, recordé una cosa: corrí a mi habitación y extraje un periódico de hace cuatro meses. El mismo chupatintas (porque ese personaje tiene de periodista lo que "El Risitas" de higiene dental) le pegaba unas hostias gigantescas a Aragonés, haciendo referencia a Raúl, a su avanzada edad, a que nunca había ganado nada, a la complicidad de la Federación de Fútbol... Verdaderamente repugnante. Y como este ejemplo, decenas de "iluminados" que atacaron a Aragonés por tierra, mar y aire (es decir, en prensa escrita, radio y televisión) y que ahora regresan a sus hogares con el rabo entre las piernas y con sus creencias sospechosamente alteradas.

Estamos llegando al final, y un recuento rápido arroja que los tortazos se han repartido de la siguiente manera: al propio Luis, a los franceses, a los italianos, a los talibán-raulistas, a Raúl, a la prensa madrileña, a la prensa nacional, a los opinólogos sabelotodo, a los veletas, a los directivos metidos a periodistas, a los pesimistas... En definitiva, a todos: unas tortas cocinadas en el horno de la Selección, que esta Eurocopa sí estaba para bollos como no ocurría en citas anteriores; y preparadas de forma artesanal por Luis Aragonés. Un tío que se va a Turquía a cobrar una pasta con la satisfacción en el rostro y la tremenda alegría interior que supone dejar en evidencia a todos aquellos que critican sin saber, o que critican por deporte. Esos que ahora callan ante el respeto que impone la figura del mejor entrenador que jamás haya dirigido a España, por juego y por resultados.

Pero debo decir algo: la acritud, en mi caso, es ya inexistente. Ya pasó todo, y es el momento de disfrutar. "¿Por qué?", preguntarán algunos. La respuesta es obvia: porque pronto llegará Vicente del Bosque al banquillo del combinado nacional. Y mucho me temo que no llegará sólo, y que de la mano traerá al "7" destronado y al "14" que, con treinta años, sigue con la actitud imprevisible de un cadete. No sea tonto, señor Del Bosque, y trate de no romper la armonía que reina en la Selección, esa que tantos años ha costado conseguir. No nos quite de nuevo la ilusión: como país tradicionalmente futbolero, da igual que suba el "gasoil" o que estemos en crisis... porque sabemos que siempre nos quedará España para obligarnos a salir a las calles a celebrar sus victorias. Y no debemos permitir que algo tan grandioso se pierda.

PD. Lo sé, la torta a Guti es gratuita, pero es que me cabrea enormemente que un jugador con tanto talento tenga el cerebro de un pez globo...