lunes, 28 de noviembre de 2011

¿El mejor momento del fútbol valenciano?


Sí... y no.

Como decía el santo padre de Manolo Montalt, "los números no engañan, se comprueban". Números en mano, Valencia y Levante viven momentos de esplendor en la competición doméstica: 27 puntos el conjunto che, 26 los granotas. Tercer y cuarto clasificado en la Liga, por detrás de los dos de siempre. Sí, esos que cobran 150 "kilos" al año de Mediapro. 21 goles llevan los de Unai, 23 los de JIM. Son los mejores de la Liga de los Mortales.

Es cierto que la brillantez granota de estos primeros trece partidos no tiene una respuesta de similar calibre en el otro lado de la ciudad. El Levante exprime a su plantilla al 120%, con menos de 20 millones de euros invertidos en ella, mientras que muchos adivinamos en el Valencia un mundo de posibilidades por explorar todavía. Pero ambos, poco a poco, van asentándose como equipos, como entidades serias, solventes y con las cosas claras.

Y sin embargo, fíjate tú, las mayor parte de los oyentes no pueden disfrutar de las hazañas levantinistas y del gran momento que vive el Valencia de la manera en que a ellos les gustaría. Van trece jornadas ya, un tercio de la Liga, y el conflicto promovido por la LFP y Jaume Roures se mantiene vigente con toda su desfachatez y mala uva. Algunas radios han empezado a echar mano ya de sus picapleitos, con buen criterio, porque el asunto empieza a oler...


A nivel personal, me resulta enormemente triste tener que acceder a lugar tan familiares como Mestalla o el Ciutat de Valencia, móvil en mano, de forma semi-clandestina y en condiciones impropias de una retransmisión a nivel nacional. La cantidad de detalles que se pierden en el éter, la calidad sonora del programa, la emoción que se transmite a través de las ondas... Todos son motivos para que los cuatreros de la LFP dejen de (con perdón) joder la marrana, acepten su error, pasen página y paren de intentar sacar cuatro monedas que, por un lado, no les supondrá apenas beneficio; y, por el otro, destrozará todavía más (si es posible) el delicado tejido radiofónico de nuestro país.

Porque quizá Roures, mientras gasta el tiempo buceando en su particular caja fuerte del Tío Gilito, no se percate de la puta realidad. Pero un servidor y cientos de profesionales nos enfrentamos cada día al mismo drama: compañeros que se van a la calle porque, simple y llanamente, la radio a día de hoy pende a duras penas de un hilo finísimo. Las trabas y las pegas y los problemas que la LFP pone cada jornada para que trabajemos (hincapié en el verbo "trabajar", y no "lucrar", "forrar" o "enriquecer" como Roures repite una y otra vez) en condiciones no hacen más que cerrar el corte de la tijera sobre ese delgado e inestable hilo.

El fútbol valenciano vive días de felicidad... y las radios no podemos contarlo en condiciones. Por supuesto, una fracción de la culpa recae en las conciencias de Quico Catalán y Manuel Llorente, cómplices en silencio de la tropelía que está cometiendo la LFP. Sólo deseo, y mira que no es mi estilo, que los responsables de este ataque a los derechos constitucionales de los ciudadanos españoles paguen por ello. Lo deseo con todas mis fuerzas. Se irán de rositas, como siempre ocurre. Pero soñar es gratis...

... al menos, hasta que Roures meta mano ahí también.

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