lunes, 19 de mayo de 2008

"No pienses que la niña te va a servir de excusa"


Todo había terminado. La Liga 2007-2008, una de las peores temporadas en la historia del Valencia, el annus horribilis ronaldkoemanis, el año que se ganó de nuevo la Copa del Rey... Todo había llegado a su fín.

Pero una vez más, ocurrió como en los prólogos de cada una de las historietas de Asterix. "Todo había terminado. ¿Todo? ¡No!" Porque un grupo de irreductibles ultras quisieron que el Valencia CF tuviera un final de fiesta acorde a lo que ha sido toda la temporada: lamentable. Fueron, un domingo más, aproximadamente unos treinta integrantes de la peña Yomus los que se encargaron de hacer que la salida de los jugadores de Mestalla fuera un auténtico infierno.

No hablo por segundas: puedo contarlo porque estuve allí. Como suele ser habitual, los ultras se ubicaron en la esquina de Mestalla que da a la Avenida de Suecia y al parking donde se sitúan los camiones y unidades móviles de las televisiones. Allí, increparon a los jugadores que iban saliendo del estadio en su coche particular: primero Marchena, luego Baraja... La tensión comenzó con Vicente Rodríguez, a quien insultaron de forma grave y amenazaron en varias ocasiones al tiempo que el jugador respondía a las diatribas a través de la ventanilla.

Mientras el revuelo tenía lugar, el padre de David Silva (miembro de la seguridad del Valencia CF) trataba de hablar con los cabecillas de los Yomus, instándoles a abandonar el lugar y dejar de armar jaleo. Segundos después, y mientras su padre seguía dialogando, salía el propio Silva en su coche. La piña humana de aficionados que buscaban un autógrafo le hizo aminorar la marcha, y un descerebrado aprovechó la coyuntura para golpear con la mano el Toyota del jugador. Este se detuvo en seco, y miró desafiante al agresor. Mala idea: diez ultras más comenzaron a aporrear el vehículo, más con la intención de amedrentar al conductor que de causar daños, aunque uno casi arranca de cuajo el retrovisor izquierdo. Finalmente Silva pudo escapar de la marabunta y salir a la carretera, mientras los Yomus reían y caminaban despreocupados por la calle ante la atenta mirada de la Policía.

Lo verdaderamente grave iba a ocurrir a continuación. De alguna forma, el hecho de que los jugadores salgan en coche evita enfrentamientos directos con los radicales. Sin embargo, mientras el paquete de Yomus se colocaba en la isleta sita en la Avenida de Suecia, justo enfrente del Monumento a la Afición, Ever Banega salía por la zona de autoridades "a pecho descubierto": vestido de calle, sin escolta y sin temor alguno. Iba acompañado de su padre y de otro argentino, camino a su coche aparcado a apenas cuarenta metros. No obstante, el tramo final del camino fue un suplicio para el jugador mientras los ultras le llamaban de todo: "¡borracho!", "¡pajero!", "¡que te hagan el control de alcoholemia, cabrón!" y otras lindezas por el estilo. Banega trató de mantener la calma, aunque en ocasiones respondía a las amenazas, sobretodo después de que le dijeran que "¡en Boca ya te habrían pinchado por lo que haces!". Su padre, por el contrario, no se reprimió: trató de revolverse y de golpear a uno de los ultras, y tuvo que ser frenado por la Policía Nacional, seis agentes que habían acudido para poner orden. Al final Ever pudo subir a su vehículo y marcharse a toda prisa del lugar.

La tensión se hizo aún más palpable con la salida de Iván Helguera. El cántabro salió por la puerta de autoridades con su hija de un año en brazos, y no tuvo problema en ir firmando autógrafos y fotografiándose con los aficionados que se lo pedían. Al llegar a la zona donde el incidente anterior había tenido lugar, los ultras estaban esperándole. "En el Madrid les comíais la polla a los Ultras Sur, aquí tenéis que hacer lo mismo", "no pienses que por llevar a la niña te vas a escapar", "Valencia es muy pequeña, te estás equivocando con nosotros"... Verdaderamente lamentable. Helguera mantuvo la calma y caminó con dificultad hasta un parking privado que hay en esa esquina, propiedad del club. Los insultos, amenazas, gritos... fueron presenciados por su hija pequeña, que miraba a los radicales con ojos asustados. Es una de las estampas más patéticas que he visto en mi vida.

El último capítulo de este infame sainete de violencia lo protagonizó involuntariamente Joaquín. El gaditano repitió lo hecho por su compañero minutos antes: salida por la puerta que da acceso al palco, firma de autógrafos y varias decenas de fotos con aficionados, y al final del camino... los Yomus. La habitual sonrisa del jugador se transformó en una mueca de seriedad e impotencia mientras escuchaba cosas como "gitano", "hijo de puta", "vete a los Morancos ahora"... Incluso se le llegó a echar encima el cabecilla del grupo, tocándole la pechera de forma amenazante. "El Pisha" llegó como pudo al garaje privado gracias a un par de miembros de la seguridad del club. Mientras, la Policía seguía mirando. Sin detenciones. Sin llamadas de atención. Nada.

Estos son los que la lían siempre. Los que son parados por las autoridades en Pamplona, y expulsados de Navarra porque en su autocar llevaban un auténtico arsenal (rodamientos, bates de béisbol...) que pretendían usar en los aledaños del Reyno de Navarra. Los que fueron a la final de la Copa gracias a las entradas proporcionadas por el club, sin tener que hacer cola ni participar en el sorteo. Los que gritan "¡Quique vete ya!" o "¡Jugadores mecenarios!", pero en cambio no dicen ni media palabra contra Juan Soler. Algo lógico, por otro lado: ¿cómo van a insultar a aquel que les proporciona todos sus caprichos?

Estampas como las del domingo hacen un daño tremendo a la imagen del Valencia CF. Y no podemos demonizar sólo a los ultras valencianistas, porque al fín y al cabo ellos sólo hacen su papel: atacar y destruir todo aquello que sus líderes ideológicos creen oportuno. Por eso habría que advertirle a Juan Soler que no siempre van a ser "majos" con él: como ocurre en estos casos, el máximo accionista debería cortar de raíz la mala hierba antes de que el problema de los ultras se haga más grave. Una niña de apenas un año no tiene porqué tener pesadillas con estos indeseables. ¿Está Ud. contento, señor Soler? Este es un monstruo que usted ha creado, y que con su incompetencia, permisividad y favores alimenta día tras día. Este es su Valencia CF. Y en su huida hacia adelante está consiguiendo fortalecer a unos radicales que cada día se sienten más respaldados en sus actos. "Paterna es nuestra", decía uno de ellos. Y si desde el propio club no hacen nada, ¿quién somos el resto para llevarle la contraria?

4 comentarios:

www.checheche.net dijo...

Mñana dejo un recadito en el blog sobe los yomus...

Little

Anónimo dijo...

Menuda panda de impresentables. ¿Soler no les iba a tirar de Mestalla? ¿Tiene este personajillo huevos ahora para mirar a Villena? ¡Qué poca vergüenza!

www.checheche.net dijo...

Bonico, pero los jugadores también tienen gran parte de culpa por lo que les pasa. Como acabo de meter en la web, ellos son los grandes consentidores: les entregan las camisetas, les ofrecen ayudas extrañas, les dan un trato de favor... Pues que no se quejen luego.

V Molins

Anónimo dijo...

pero a ver maricones no ableis tanto por internet y dar la cara perras yo soy un yomus valencia es nuestra