jueves, 1 de mayo de 2008

Números rojos


Se acabó la tregua. Ha durado poco más de una semana. El ambiente del "Yes We Can" creado para el partido contra Osasuna ha volado en mil pedazos. Gracias, señor Salom. Gracias por su lengua larga, por su nula habilidad para las negociaciones, por su falta de discreción. Gracias por filtrar a los medios la desesperada situación económica del Valencia CF, y la predisposición a vender a las estrellas del equipo para poder costear la construcción del Nuevo Mestalla. En definitiva, gracias por conseguir que la unión del valencianismo, a tres días de un vital Barça-Valencia, vaya "per l'aire" una vez más.

Era de esperar, por otra parte, que alguna noticia de este calado acabara con la "paz" firmada tras la debacle de Bilbao, aunque el Valencia siga a 4 puntos del descenso. Después de todo, llevamos desde principios de temporada igual, con una detrás de otra. Quique, Koeman, los apartados, Soler, el juicio de Albelda, Koeman otra vez... y tiro porque me toca. Ahora es la economía del club la que ha saltado a la palestra, aunque a pocos sorprende la noticia. Desde que Soler llegó al Valencia, cada año ocurre lo mismo: los que vienen "trincan", los despedidos "trincan" y los que se van lo hacen malvendidos. ¿Ranieri? "Trincó" su finiquito como un bellaco. ¿Antonio López? Idem. ¿Koeman y Miguel Ángel Ruiz? Más de lo mismo. Y mientras, al Valencia le endosan "bluffs" del tamaño de Del Horno, Banega, Fernándes... casi siempre a 18 millones de euros el kilo.


Parecía claro que Soler no podía seguir dependiendo de las recalificaciones del Ayuntamiento y de sus amigos de Bancaja ("Tranqui, Juan, tu ficha que nosotros te damos 80 milloncillos por cada una de las torres") para confeccionar el Valencia de sus amores. El Nuevo Mestalla va a salir por un ojo de la cara, todos lo sabímos; pero muchos no podían sospechar que el agujero económico de los blanquinegros fuera tan ancho, ni tan profundo. ¿El resultado? Que los aficionados pueden ver en los próximos meses como Villa, Silva, Joaquín, Mata y demás jugadores jóvenes y que deberían ser la columna vertebral del equipo en el futuro abandonan el club de forma precipitada. Y posiblemente, malvendidos: en primero de Economía explican que lo peor que se puede hacer para "colocar" un producto es decir públicamente que está en venta, ya que su valor de mercado decrece. Pues nada, oye: dejemos que Salom siga filtrando para que Villa se vaya por 15 millones, Silva por doce... Lamentable.


Por suerte o por desgracia, los levantinistas ya han pasado un trago similar esta temporada. El matiz está en que los propios dirigentes levantinistas han sido los primeros en subirse al barco "SS Trinque", en el que permanecen a la espera de que cualquier grupo inversor incauto llegue para "endiñarle" la deuda y zarpar rumbo a las Islas Caimán con la bodega repleta de euros procedentes de comisiones, fichajes dudosos, recalificaciones y demás. Pero Villarroel y compañía se han topado con un problema: tanto el grupo de Antonio Blasco (que no quiere "mojarse" en exceso) con Gabriel Martínez como cabeza visible, como la vía de Alejandro Escribano, han puesto como condición indispensable conocer la verdadera deuda del club a día de hoy.

Obviamente, el susto puede ser mayúsculo: dicen los mentideros que la cifra poria rondar los 60 millones de euros de deuda, agujero más que suficente para ahuyentar a cualquier posible inversor. No es que haya telarañas en la caja fuerte levantinista: es que los inversores van a abrir la caja y van a encontrar un butrón en el lateral, de donde Don Pedro y amigos han ido "metiendo el cazo" en los últimos tiempos. "¿Dónde estarán los 50 millones obtenidos por la venta de la zona terciaria?" Preguntas como esta se repiten en la mente de los levantinistas, que hace apenas 5 años presumían de tener uno de los clubes más saneados de España y que ahora está al borde de la quiebra.

Por el momento, mientras el Murcia embarga la mitad de las fichas de los jugadores "granotas" para cobrarse el fichaje de Pedro León, Villarroel ya ha movido ficha: ha encargado la auditoría de las cuentas del club a un bufete de abogados valenciano donde, oh casualidad, trabaja su yerno. Un tanto más para el Tito Villarroel, que pretende escaquearse una vez más e irse de rositas. Igual que Soler, a quien ni siquiera sus amigos en la política y en el mundo de la construcción van a poder ayudar en la época de "vacas flacas" que se avecina.

Valencia y Levante. Gestiones paralelas pero diferenciadas, con diferentes presupuestos y objetivos deportivos pero que se entrecruzan en varios puntos: dirigentes nefastos, despilfarro monetario y la pasividad de una masa social que parece haber olvidado, gracias al "aborregamiento" al que los clubes les someten, que los verdaderos dueños de las entidades son ellos. Los aficionados tienen más poder de lo que piensan: si son capaces de "cargarse" entrenadores (ver Quique Flores o Koeman), también son capaces de ajusticiar a personajillos como Villarroel o Soler. Hombres que no ven el fútbol como un sentimiento, sino como una zona de recreo personal donde hacer y deshacer a su antojo, como niños pequeños. Ya va siendo hora de que la gente de la calle le quite la piruleta a estos señores, y les explique que en la vida no se puede gastar lo que no se tiene, ni coger aquello que no te pertenece. Y explicárselo, como niños pequeños que son, todas las veces que haga falta, y de todas las maneras posibles. Hasta que lo entiendan.

3 comentarios:

www.checheche.net dijo...

La verdad es que sigo sin saber que pinta Salom en el Valencia. De Morera ya lo sé: es el florero para actos varios. De Salom lo desconozco.

Little

PD. ¿Era tan querido Salom entre la prensa por su lengua filtradora? Ale, contestad los aludidos :P:P:P

Anónimo dijo...

Que me contraten a mi y luego me despidan. Asi me arreglan varios años de curro

Paco Garcia Polit dijo...

@Little: A mí me pillas demasiado joven, pero se dice, se comenta, que efectivamente el "Delfín" Salom era muy apreciado en determinados ámbitos debido a su dicharachería y aperturismo oral... A hablar, me refiero.