viernes, 23 de mayo de 2008

Holanda, el país de las drogas blandas


Tengo un par de amigos que han visitado Holanda, Amsterdam concretamente, en más de una ocasión. Cuando regresan a casa su carácter es un poco más... "alegre", por decir algo. No es de extrañar, teniendo en cuenta que, durante su estancia en los Países Bajos consumen gran parte de su tiempo poniéndose hasta arriba de marihuana y "alucinando en colores".

Algo así debe de estar haciendo Ronald Koeman desde que le dieron la patada en Valencia. Porque es la única explicación plausible a la "rajada" que pegó el otro día en su país contra el club del que era entrenador hasta hace un mes: el hombre estará pasando sus días de coffee-shop en coffee-shop, comiendo pastel de maría y respirando humos que no le hacen ningún bien a su ya de por sí algo deteriorado cerebro. El otrora héroe barcelonista de Wembley se quedó más ancho que largo y le arreó a Joaquín, a los apartados e incluso a Voro, responsable de sacar las castañas del fuego en esta recta final de temporada.

Hace años, mi madre me decía que tomar drogas era perjudicial, que "te vuelves medio tonto" y que afectaba a tu percepción de la realidad. Ahora, los padres modernos pueden enseñar estas declaraciones a sus hijos adolescentes y ofrecerles un ejemplo práctico: "mira Pablito, si fumas porros acabarás diciendo tonterías como éstas". Pero, no obstante, hay otra explicación a la polémica, mucho más lógica que la anterior: símplemente, Koeman es así. Altivo, prepotente, chulo y muy desagradecido, negándose a afrontar esa realidad que dice que es el peor entrenador de la historia del Valencia CF. Los números están ahí. Las declaraciones del vestuario tras su marcha están ahí. Parece que el único que no se da cuenta de su incompetencia es él.

Yo no me escondo: dije desde el primer día que Koeman era una bacalá infame, y el tiempo lo ha demostrado con creces. Pero ni el más viejo del lugar podía esperar que el tipo tuviera la jeta tan dura de "rajar" tras su paso por Valencia. De criticar al club cuando el hombre ha "trincado" cerca de siete millones de euros por dejar al Valencia al borde del abismo de Segunda. Si en mi empresa ofreciera un rendimiento similar, me hubieran puesto de patitas en la calle a las primeras de cambio. Y, por supuesto, no habría visto un duro en finiquitos. Por eso los aficionados ches deberían indignarse, como mínimo, tras ver como este señor ha optado por la vía de la polémica y la prepotencia en lugar de cerrar el pico y contar los billetes que se ha llevado inmerecidamente de las arcas valencianistas.

Obviamente, los aludidos no iban a callarse: Joaquín contestó al ex-entrenador con una somanta de palos de similar envergadura (impagable esa frase de que "Koeman sólo se preocupaba de tener cinco o siete botellas de vino en la mesa"), Vicente siguió la misma línea y Voro, el apagafuegos, demostró tener mucha más clase que "RK el Terrible" y pasó de puntillas sobre el tema. Mientras, Ronald sigue en su país, pasando el rato en coffee-shops de dudosa reputación, recostado sobre cojines y presumiblemente dándole a la cachimba: sólo de este modo puede seguir en su mundo feliz, en su realidad alternativa donde él es un gran entrenador que, de no haber venido a nuestra ciudad, hubiera sido seleccionador holandés o entrenado al Barça. A veces, para algunas personas, es preferible refugiarse en ese mundo interior de auto-engaño que afrontar la cruda realidad.

2 comentarios:

www.checheche.net dijo...

¿Y como no va a largar después de lo que han largado los jugadores durante toda la temporada? Y seamos sensatos, Koeman sabíamos como era los que lo habíamos seguido en la superliga, pero que los jugadores le han hecho la cama jugando con el descenso del club es algo más que evidente.

Little

Paco Garcia Polit dijo...

Un entrenador chulo, prepotente, ignorante y directamente incompetente puede cargarse a un equipo, aunque este gane partidos. Los jugadores le hicieron la cama, sí: pero Koeman lo pedía a gritos. Y en los momentos en los que tocó dar el paso al frente (Copa, últimos 5 partidos de Liga) los jugadores respondieron.

Si Koeman hubiera renunciado a su finiquito por vergüenza torera, las críticas no serían tan feroces. Pero tal y como han suedido las cosas, da la sensación de que vino a por la pasta. Y punto.