miércoles, 18 de junio de 2008

Finales NBA: Boston, justo campeón (BOS 4 - 2 LAL)


El seguidor del baloncesto de Conferencia Oeste que habita en mí esperaba ansiosamente poder celebrar este post número 50 con una victoria de Los Angeles que forzara un séptimo y definitivo encuentro. No se me caen los anillos (lo sé, malísimo... aforismo, olvidado) al reconocer que en estos Playoffs 2008 mis simpatías iban totalmente con el juego imaginativo, ofensivo y alegre de los Hornets de Chris Paul. "Como mal menor, que ganen los Lakers", pensé cuando los de Byron Scott fueron eliminados por los pérfidos Spurs.

Pero los Celtics han demostrado en estas Finales que el baloncesto es mucho más que ataque y defensa, y desde luego mucho más que las individualidades del Kobe Bryant de turno. La clave, obviamente señalada por muchos, estuvo en la estratosférica remontada que los "orgullosos verdes" lograron en el cuarto choque. Hasta ese momento, sin embargo, ya se habían adivinado los dos pilares sobre los cuales los Celtics fundamentarían su retorno a la gloria dos décadas después: orgullo... y actitud.

Pierce y compañía han manejado los partidos de la manera más experta, solidaria y competitiva posible, por lo que sólo cabía esperar un victoria que a la postre iba a llegar la pasada madrugada. Y lo hizo de la manera más humillante para los Lakers: 131-92 en un TD Banknorth Garden "on fire", que pedía más, que exigía más a sus chicos, que no quería sólamente "ganar" a L.A. sino apalizarlos sin piedad. Gasol estuvo horrendo. Kobe estuvo infame. El banquillo de los Lakers, inoperante. Y Phil Jackson se veía los toros desde la barrera, y lo único que hizo en toda la noche fue "rajar" de Gasol una vez el título ya se había teñido de verde.

El hombre de la noche, y de los seis encuentros, ha sido Paul Pierce. Quién lo hubiera dicho cuando, en el tercer cuarto del Game 1, se retiraba a vestuarios con la rodilla maltrecha. Su reaparición en plan "Cid Campeador" fue clave para asegurar ese primer triunfo, que hasta ese momento se estaba decantando para los angelinos. De ese punto en adelante, exhibiciones como la de hace unos días con 38 puntos, y unas ganas, pasión y liderazgo propios del que lleva muchos años aspirando a la gloria y ahora la tenía al alcance de la mano. "The Truth" ha sido el MVP de las finales, y la piedra angular en la victoria céltica. Igual que Garnett: "The Big Ticket" completó un Game 6 pletórico, dejando a Pau Gasol en la miseria. Allen hizo su faena, y Rondo sobresalió con 21 puntazos. El resto, como suele decirse, es historia.

Han sido unas finales interesantes y emotivas, colofón a una temporada 2008 bastante entretenida en su tramo final (pese a las "bacalás" vistas en alguno partidos de las eliminatorias del Este). Kobe ha remado durante todo el año hasta ahogarse en la orilla; veteranos como Garnett por fín han saboreado las mieles del Anillo; Pau tiene un margen de mejora inmenso, y de seguro que el año que viene se verá su mejor temporada en la NBA; y, por encima de todo, esta ha sido la temporada en la que un chavalín llamado Chris Paul ha levantado a todos los espectadores de sus asientos, ofreciendo el preludio a lo que puede ser el mejor base de los últimos años en un equipo, New Orleans, que ha practicado el baloncesto más alegre de toda la NBA.

PD. Felicidades a Sapena, Damiá y, por extensión, a todos los célticos que siguen enarbolando la bandera del "old school celtic pride". ¡Enhorabuena!

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