domingo, 1 de junio de 2008

Finales NBA: No podía ser de otra forma...


Apuesto lo que sea a que David Stern sufrió un súbito "calentón" en la entrepierna cuando los Celtics certificaron su pase a la gran final de la NBA tras asaltar por segunda vez en la serie el Palace de Detroit. Porque... mira que las cosas pintaban feas para la Liga al final de la temporada pasada. Las series entre San Antonio y Cleveland fueron un desastre a nivel de audiencias y, por qué no admitirlo, también a nivel baloncestístico: un cuatro a cero para los tejanos, los espectadores bostezando en sus asientos y LeBron a su casa sin olerla.

Esta temporada han sido los Celtics los que han roto moldes, llegando con un record de 66-16 en temporada regular que hacía temblar de pánico a cualquier equipo que osara cruzarse en su camino hacia el Anillo. Pero estos son play-offs, señores. Y Boston ha tenido que aprender a competir sobre la marcha, a manejar situaciones límite cuando lo más común durante todo el año había sido ganar con la gorra. La primera eliminatoria ante Atlanta ya fue un aviso serio: a siete partidos, sin capacidad para ganar en la cancha de los Hawks, los Celtics tuvieron que hacerse fuertes en el Garden para pasar a semifinales de conferencia.

Contra los Cavs de LeBron, más sal del mismo salero: en una de las series más infames de todas las eliminatorias, Boston y Cleveland jugaron ambos a no perder, al "amarrategui blues" que tanto le gusta a los defensores de la "leña al mono". Boston ganó sus partidos como local, y Cleveland hizo lo propio. ¿El resultado? 4-3. Otra vez.

En la final de conferencia, no obstante, se vio quizá a los Celtics reales, al equipo que ha venido arrasando durante toda esta temporada 2007-2008. Ray Allen por fín espabiló, Garnett fue el de siempre, Pierce hizo un par de partidos memorables, Perkins se destapó como una amenaza en la pintura... Las cosas parecían torcerse tras al asalto de Detroit al Garden, robando el factor cancha en el segundo partido. Pero Boston resurgió, ganó el tercero, peleó el cuarto hasta el final, venció en la batalla del quinto y de nuevo incendió el Palace de la Motown en el sexto y definitivo. Y los Celtics, a la final tras más de dos décadas sin pelear por el título.

Por contra, se podría decir que el camino de los Lakers ha sido de rosas con alguna que otra espina ocasional. Ese chiste que se hace llamar "equipo de baloncesto", afincado en Denver, no supuso ni una complicación a Kobe y los suyos en primera ronda. Los Nuggets completaron la peor actuación que he visto en estos Play-offs 2008, con Carmelo y Iverson tirándose hasta los cordones de las zapatillas, George Karl dando instrucciones mientras nadie le prestaba atención... Señor, señor. Los angelinos finiquitaron la serie por la vía rápida (4-0), y descansaron a conciencia para la batalla frente a Utah.

Esta sí fue una serie interesante. Los Lakers mantuvieron el factor cancha intacto, pero se vieron incapaces de frenar la poderosa combinación de árbitros ciegos, faltas flagrantes, público desatado, los rebotes del "oso" Boozer y el manejo de Deron Williams. Con empate a dos, Lakers se la jugaba en el Staples. Y aprobó con nota. Luego, ganar en el Energie Solutions de los Jazz no fue más que la guinda de confianza al pastel de moral con el que llegaban a la final... ante los Spurs.

El 4-1 final no refleja lo que fue esta serie. Y es que, por mucha mala sombra que le tenga a San Antonio (eliminaron a los Hornets de forma injusta y sucia, como siempre), debo admitir que merecieron algo más en alguno de los partidos que disputaron en el Staples. El primero, con esa increíble remontada amarilla de veinte puntos tras el descanso, fue quizá la clave de toda la eliminatoria. El segundo fue un paseo militar de Kobe, el tercero vino marcado por la exhibición de Ginobili y el cuarto... Ah, el cuarto. Pues para mí fue falta de Fisher sobre Barry, pero después de la estopa que habían repartido Finley, Udoka y el amigo Bruce Bowen (cinturón negro en katas y presas de judo), tendría narices que los Spurs hubieran protestado airadamente. El quinto y definitivo fue un calco del primero: buena primera parte tejana, y remontada espectacular de Lakers en la segunda mitad. Kobe fue Kobe, "'nuff said". Y Pau ha defendido al que quizá sea el jugador interior más indefendible de la liga, y aunque sus porcentajes no han sido buenos y Duncan tampoco ha estado mal, al final los Lakers están en la final... y eso es lo que cuenta.

Así las cosas, llegamos a la gran final de la NBA con una diferencia muy importante: desde que comenzaron las eliminatorias, allá por el 20 de abril, Boston ha disputado cinco partidos más que los Lakers. ¡Cinco! Con dos eliminatorias iniciales a cara de perro que se fueron hasta los siete partidos, los verdes se encomendaban a su feudo para avanzar. Pero ni siquiera eso les valió ante Detroit, que rompió el inmaculado record del Garden. Record que sigue vigente en el caso del Staples, intocable en las tres eliminatorias que llevamos. Cinco partidos, 240 minutos de diferencia con los californianos a estas alturas de temporada es una cifra a tener en cuenta. ¿Le pesará el cansancio a Boston? Yo creo que sí.

Si a esto le sumamos la confianza de Lakers al saber que su camino ha sido mucho más duro que el de los Celtics (superar con éxito el combo Utah-San Antonio era una tarea complicada... y que fue resuelta con éxito), con un banquillo que está anotando y aportando (Vujacic, Farmar, Walton, Turiaf...), con Gasol haciendo su básket más solidario desde que está en la NBA y con Bryant en plan superestrella... pues yo lo tengo claro. Mi candidato es amarillo y púrpura. 2-4. Primer partido en el Garden para los Lakers, y luego cada equipo gana los que jueguen en casa.

Para "rajes", disertaciones, opiniones en contra, amenazas de muerte escritas con tinta verde y demás, abajo os dejo abiertos los comentarios.

1 comentario:

www.checheche.net dijo...

Quien osa eliminar a los de Popovich merece el anillo

Little