sábado, 28 de junio de 2008

Que nadie me despierte, por favor


Lo teníamos todo preparado. La cervecita, en la mano. La "Roja", enfundada. Y la ilusión, desbordante. El escenario había cambiado: el "trío calavera" de LP Punto Radio (hubo rotación de banquillo, faltó Mateu, acudió Molins) dejó la histórica Plaza de la Afición en la Avenida de Suecia para acudir al "sarao" montado en el Parque del Oeste. Allí, el ambiente crecía a medida que caían los minutos y se acercaba la hora del partido.

He de confesarlo: la primera mitad me dejó más bien frío. Un cosquilleo me decía que algo no iba bien, que ya teníamos que tener el partido más que controlado. En cambio, tuvo que ser Casillas el que hiciera la parada de la Eurocopa para mantenernos dentro del partido. Y para colmo, el "Guaje" se rompió al sacar una falta más perfilada para Marcos Senna. Le pudo el ansia. "Isquiotibial derecho", pensé mientras veía la repetición del golpeo: es ese sonido tan característico de las microrroturas, ese "¡riiiis!", ese pinchazo que molesta cada vez más conforme se enfría la zona lesionada. Villa estaba KO, no sólo para el resto del choque, sino para la hipotética final. Y el de Tuilla lo sabía: sus lágrimas no eran de cocodrilo.

Y llegó la hora de Cesc. Los últimos minutos de la primera mitad le sirvieron para calentarse, para cogerle el tranquillo al partido. Al comenzar la segunda, los rusos se vieron desbordados como en Afganistán, como en Chechenia: los pequeños y juguetones rebeldes españoles les entraban por todas partes, percutían en su sistema defensivo, desarbolaban los planteamientos de un Hiddink que usó su banquillo como refugio ante el diluvio que caía sobre Viena... y ante el vandaval de juego ibérico que se estaba llevando por delante a sus chicos.

Cesc, tras sembrar dudas sobre su papel en la Selección, por fín se quitó la pesada losa de portar el "10" en la espalda. Como un Oliver Aton nacido en Arenys del Mar, sacó a relucir a "Fabregas", su "alter ego" que tanto nos ha deslumbrado en el Arsenal, en el momento clave: pases imposibles, paredes, asistencias... Un repertorio variado, un buffet libre de toque y desmarque que resultó vital para que, uno detrás de otro, los goles españoles campearan en el marcador del Ernst Happel vienés.

Hay más. A Iniesta le he "rajado" durante los anteriores cuatro partidos, y sigo pensando que con todo merecimiento. El de Fuenteabilla no estaba bien, y punto. Pero ayer... fue el mejor. Y punto. Igual que Sergio Ramos: sigue sin defender un pimiento, pero mientras consiga que el lateral zurdo rival esté demasiado preocupado defendiendo, no hay nada que temer. Jugando así, el madridista se cenará un Lahm con patatas el próximo domingo. Casillas, a lo suyo: una intervención, un paradón, portería a cero. Marchena y Puyol, callando bocas a una velocidad de escándalo. Silva en plan "megacrack". Y Güiza, que sigue con su embrujo particular: toca una, y "pa dentro".

Pero que a nadie se le olvide. La clave, EL CRACK, el número uno, el pilar de la selección española... no nació en España. Marcos Senna, señores. Como decía alguien el otro día: "el negro es una caña". De verdad, es IMPRESIONANTE la Eurocopa que está haciendo el mediocentro del Villarreal. Soberbio en el corte, contundente en la anticipación, juega y hace jugar, hace cambios de orientación de treinta metros, corre, ayuda, hace coberturas... En una jugada en la que Sergio Ramos había subido al ataque (lo normal, vamos), Senna se metió entre pecho y espalda un sprint de 70 metros para cubrir el hueco dejado por su compañero, lanzarse a tierra, robar el balón al extremo ruso, y tocarla en cortito para sacar la bola jugada. Lo dicho: estelar. Si ganamos la Eurocopa, me compraré la camiseta oficial. Y en la espalda, "Marcos Senna" y el número 19. Jamás un pivote defensivo fue tan decisivo para el desarrollo de un equipo.

Y el domingo... Alemania (*música de la "Marcha Imperial" de Star Wars suena de fondo*). Jugando mal, aburriendo a las ovejas, sufriendo contra unos turcos que casi juegan con su tercer portero de delantero, ganando en el minuto 90... pero serán nuestros rivales en la gran final del día 29. Tengo clarísimo que Aragonés se impondrá a Löw en el duelo de los banquillos. Pero lo que ocurra dentro del césped será otra historia. En los cinco partidos que llevamos, todos han dado un paso al frente en el momento adecuado: Villa ante Rusia, de nuevo el "Guaje" contra Suecia, los suplentes ante Grecia, Casillas y la defensa contra Italia, y Fábregas e Iniesta ayer. El domingo le ha llegado el momento a Torres, con Villa fuera de combate, de demostrarnos a mí y a muchos españoles que no se esconde en las grandes citas. Que es capaz de ser tan decisivo en el Prater de Viena, ante 8.000 españoles enfervorecidos, como en Anfield con el apoyo de "The Kopp". También los galones de los Xavi, Senna, Puyol, Marchena, Iker... deben de darle la confianza y libertad necesarias a los jóvenes centrocampistas españoles para que hagan lo que mejor saben: jugar al fútbol. Alegrarnos la vida. Poner a todo un país en pie. Y traerse para casa la Eurocopa.

1 comentario:

www.checheche.net dijo...

Falta el golito de Marcos Senna en la final (y ojalá hagan jugar al tronco móvil Gómez).

Little