miércoles, 4 de noviembre de 2009

Cojo


Sólo en situaciones como estas uno se da cuenta de la dependencia que tiene en su físico. Acciones tan mundanas como pasar por el Mercadona, comprar el periódico o ir en coche a hacer recados se convierten en una travesía lenta y dolorosa cuando vas por la vida con el tobillo hinchado como un melón.

Para rematar la faena, mi hermoso esguince se produce en una semana grande para el periodismo deportivo valenciano, lleno de "saraos" en toda la ciudad con el Open de Tenis o el Gran Premio de Cheste. Dos grandes eventos que a su alrededor mueven grandes cifras, gente relevante y faena, mucha faena para los "curritos" de la prensa.

Podría ser peor. ¿Y si mi curro, como no es el caso, dependiese de que mi estado físico estuviese al 100%? Hablar delante de un micro, por suerte, puede hacerse con muletas. Así pasé las cinco horas y pico del pasado domingo: primero el Levante, luego el basket, después el Valencia... y siempre con la pata sobre la mesa. Y atiborrado a antiinflamatorios. Qué bonito... Al menos, los tres equipos a los que seguimos en LP Punto Radio obtuvieron la victoria.

Me dicen que si no permanezco en casa varios días, el esguince no se curará bien y podría recaer con facilidad. Que me esté quieto. Que me ponga hielo. Que no me mueva y tenga la pata en alto.

Luego, la realidad se impone, me pongo las zapatillas de deporte y me voy al curro. La cosa está "muy malita", como para cogerme la baja ahora...

2 comentarios:

Juan Al dijo...

jojojo no quiero ser mamoncete pero ese tobillo puede llevar el mismo camino que el de Vicentín

Rodrigo G. Fáez dijo...

joder colega, eso sí que es una inflamación... y no la que algún otro tiene en el cerebro.