miércoles, 11 de noviembre de 2009

Modern Warfare 2


* AVISO: Spoilers a continuación *

Ayer por la tarde, como suele ser habitual, me enteré de que hoy sería mi día libre. Vamos, lo de siempre: no hay tiempo para planear nada, en qué gasto el día, etc. Desayuno y periódico, excursión a la sede del Valencia, comer con una amiga y de regreso a casa... parada en el Gamestop. Se me había pasado por alto: el Modern Warfare 2 salió ayer a la venta. Entro, le como la cabeza un rato a la dependienta ("has tenido suerte, me queda una copia de la versión de 360 bajo del mostrador"... ¿a cuántos habrá engañado?) y regreso a casa con el trofeo. Abro la caja, saco el DVD y lo meto en la consola... y alucino.

Alucino porque, poco a poco, los juegos cada vez consiguen borrar la línea que les separa de las películas de imagen real. No hablo sólo de los gráficos, espectaculares pero que sin contenido, pasan a ser algo secundario. Hablo, por ejemplo, del polémico nivel en el que encarnas a un terrorista al asalto de un aeropuerto ruso. Describo la secuencia, toda vista en primera persona...

Eres un soldado americano, infiltrado dentro de una célula terrorista rusa liderada por un tal Makarov. Los acontecimientos arrancan en un ascensor donde éste te indica que no hables ruso en ningún momento. Se abren las puertas... y el infierno se desata. Tus cuatro acompañantes abren fuego contra todo lo que se mueve dentro de una terminal de aeropuerto. Viajeros, guardias de seguridad... mujeres y niños. Una escena dantesca, en la que puedes optar por participar de forma activa. No disparé ni una sola vez, limitándome a seguir con la boca abierta al líder de los terroristas, que mantenía el rostro impasible mientras sesgaba una vida detrás de otra. Al alcanzar las pistas de aterrizaje, no te queda más remedio que abrir fuego contra los antidisturbios que intentan acribillarte a balazos. Todavía en estado de shock, llegas a una ambulancia en la que un sexto terrorista espera para vuestra huida. Parece que todo ha acabado, tu personaje intercambia un par de frases con Makarov... y este saca su 9mm y te dispara en la cabeza. Agonizas lentamente mientras los malhechores escapan y llegan las fuerzas del orden, que encuentran muerto en el suelo a un terrorista... americano.


Se trata de una experiencia desagradable... pero que consigue su objetivo: la inmersión es total. Estás ahí. Formas parte de una célula terrorista que está matando a civiles ante tus narices. Termina el nivel con la muerte del soldado, y pronto tomas el control de otros personajes. El objetivo: detener a Makarov. Y ahora que has visto de lo que es capaz, el juego y sus guionistas logran que el desprecio hacia el archienemigo del juego sea infinito. Porque, por suerte, esto es sólo un juego... pero hay gente así también en la vida real, y hace cinco años, por ejemplo, hicieron lo mismo en Atocha.

Lo decía antes: poco a poco, los videojuegos están alcanzando al cine en su capacidad de evocar todo tipo de emociones en los espectadores. Y si en el séptimo arte nos hemos topado muchas veces con villanos despreciables y a quien les tenemos odio eterno... Modern Warfare 2 ha conseguido en apenas media hora de juego exactamente lo mismo. Al menos, en mi caso.

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